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jueves, 10 de mayo de 2012

CAPITULO 5.


-Sí,  ¿te tengo que dejar bajar? –Me preguntó.
+Hombre mamá... He quedado con él para ayudarle en elegir un traje.
-No sé yo... Te quiero ver aquí a las nueve y media como muy tarde, que mañana tienes clase.
+Vale vale. –La di un beso y me marché.
Bajé las escaleras corriendo que no sé ni como no me caí. Y abrí la puerta. Allí estaba él, con una sudadera de Hard Rock Café y unos pantalones vaqueros. Y con la rosa claro.
-Toma, es para ti. –Me dijo.
+Oh... Muchas gracias, no hacía falta hombre. –Mostré sorpresa porque ya lo sabía desde hace unos cinco minutos.
-Me aburría y antes de que vinieras a buscarme tú, vine yo –Sonrió.
+Pues menos mal que me pillas preparada que si no... –Me reí.
Empezamos a andar hacia el centro, con el sol de la tarde todavía en el centro del cielo, dándonos por la espalda. Entre bromas y anécdotas y algún que otro tropezón mío llegamos a la calle de las tiendas, que es como la llamaba yo de pequeña.
Entramos en la primera que me pareció que era de ropa de vestir.
Empezamos a mirar y me dí cuenta que era cierto que no tenía mucha idea de ropa. Una de sus imperfecciones, pero que me encantaba.
Preguntamos también a las dependientas y nos dieron su opinión. En total habíamos elegido cuatro trajes con distintas corbatas para que se les probase y así veíamos que tal le quedaba cada uno.
Se metió en el probador y empezó a salir con cada uno de los trajes, como una de esas típicas películas. Pero yo le veía siempre igual de guapo y no me fijaba en la ropa.
-Bueno, ¿qué te parecen? –Me preguntó sonriendo.
+Mmm... Va a ser un poco difícil –Me reí- Pero creo que elijo el segundo, el de la corbata a rayas verdes.
-Ala, el único que no me gustaba a mí... –Se rió.
+Vaya, encima de que te presto mi ayuda... Vale vale. –Hice como si me enfadara, pero era una broma. Yo creo que él se lo creyó.
-Oye... no te enfades anda.
Y fue cuando se acercó, cuando fue la primera vez que sentí sus brazos abrazándome. Olvidándome de todo. Y cada vez le abrazaba más fuerte, porque no me quería despegar de él.
Hasta que vino la dependienta a preguntarnos.
-¿Bueno chicos, cuál habéis elegido? –Nos preguntó.
+Bueno, parece que tenemos distintas ideas. –Comenzó a reírse otra vez.
Yo tardé en responder.
-Sí, la verdad es que sí. Pero yo creo que éste te hacía mejor culo. – Sergio soltó una carcajada y la dependienta se puso roja.
+Bueno, pues entonces elijo este.
Lo llevamos a la caja para que lo pagase y salimos de la tienda.
Como todavía faltaba tarde por disfrutar decidimos ir a la heladería del parque.
-A ver, ¿cuál te has pedido? –Me preguntó.
+El de limón con chocolate. –Empecé a comerlo y sin querer me manché un poco.
-¿Y esa mezcla? Nunca lo he probado.
+Pues lo llevo pidiendo siempre desde que era pequeña, si quieres te doy un poco. Toma.
-Prefiero probar el que tienes encima del labio. 

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